Disociación en psicología

Disociación en psicología: ¿Cómo tratarla?

Nos adentramos en el mundo de los trastornos disociativos, conociendo desde su definición psicológica hasta las variadas formas en que se manifiesta.

A través de una lente empática y con un enfoque en el cambio y el desarrollo personal, desentrañamos los misterios detrás de esta desconexión mente-cuerpo, ofreciendo perspectivas tanto para aquellos que lo experimentan como para quienes buscan entenderlo. Prepárate para un viaje revelador hacia el núcleo de la disociación y su impacto en la psicología general.

Qué es la disociación en psicología

La disociación en psicología es un fenómeno complejo, caracterizado por una ruptura en la continuidad de la conciencia, la identidad, la memoria o la percepción del entorno. Imagina por un momento estar leyendo un libro y, de repente, darte cuenta de que no has procesado las últimas páginas, tu mente ha estado «en otro lugar». Este ejemplo cotidiano es una forma leve de disociación, un mecanismo de defensa que nuestro cerebro puede activar ante situaciones de estrés o ansiedad, permitiéndonos, en cierto modo, «escapar» de una realidad que en ese instante resulta demasiado abrumadora.

Sin embargo, cuando hablamos de trastornos disociativos, nos referimos a manifestaciones más severas y crónicas de este fenómeno, donde la disociación afecta significativamente la vida de la persona. Estas formas patológicas pueden desencadenarse por traumas o eventos de estrés extremo, actuando como un mecanismo de defensa para proteger a la persona de recuerdos o emociones insoportables. La disociación, en estos casos, va más allá de un simple «piloto automático», es decir, se convierte en una desconexión profunda que puede llevar a olvidar eventos importantes, sentir que partes del cuerpo no pertenecen, o incluso experimentar la realidad como si fuese un sueño.

Los trastornos disociativos, como el trastorno de identidad disociativo, la amnesia disociativa, o el trastorno de despersonalización/desrealización, reflejan la diversidad y complejidad de esta desconexión mente-cuerpo. Al sumergirnos en el estudio de la disociación, no solo avanzamos en nuestro entendimiento sobre estos trastornos sino que también abrimos puertas hacia una mayor comprensión de la psicología humana, destacando la asombrosa capacidad de nuestra mente para protegernos, adaptarse y, en última instancia, sobrevivir.

Síntomas de los trastornos disociativos

Los síntomas de los trastornos disociativos suelen girar en torno a la desconexión e incluyen, pero no se limitan a: 

  • Lapsos de memoria significativos
  • Percepciones alteradas de sí mismo y del entorno
  • Una sensación de estar desconectado de sus propias emociones o cuerpo. 

En el caso del Trastorno de Identidad Disociativo, los síntomas pueden incluir la presencia de dos o más identidades distintas, con sus propias memorias, comportamientos y formas de interactuar con el mundo. La Amnesia Disociativa se caracteriza por la incapacidad de recordar información personal importante, mientras que el Trastorno de Despersonalización/Desrealización implica sentirse desvinculado de uno mismo o percibir el entorno como extraño o irreal.

Estos síntomas no solo representan una respuesta a traumas o estrés severos sino que también pueden afectar significativamente la capacidad de una persona para funcionar en su vida diaria, llevando a veces a confusiones, ansiedad, depresión y dificultades en las relaciones personales.

Tipos de trastorno disociativo

Adentrándonos en el laberinto de la mente humana, encontramos que los trastornos disociativos se presentan en variadas y fascinantes formas, cada una reflejando un aspecto único de cómo la psique puede protegerse del dolor y el trauma. Estas condiciones, que profundizamos tras haber introducido el concepto de disociación, nos revelan la intrincada red de mecanismos de defensa de nuestro cerebro.

El Trastorno de Identidad Disociativo (TID), anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple, se destaca por la presencia de dos o más identidades distintas o estados de personalidad que controlan el comportamiento del individuo alternadamente. Cada identidad, con sus propios patrones de pensamiento, percepción y relación con el mundo, coexiste en la mente del afectado, a menudo desconociéndose entre sí. Este trastorno, posiblemente el más dramático dentro del espectro disociativo, refleja una disociación profunda de la identidad, comúnmente arraigada en experiencias traumáticas intensas y prolongadas durante la niñez.

La Amnesia Disociativa, por otro lado, se caracteriza por lapsos significativos de memoria que no pueden atribuirse a un olvido ordinario. Esta amnesia suele centrarse en recuerdos personales importantes, particularmente aquellos relacionados con eventos traumáticos o estresantes, dejando intacta la memoria general del individuo. En algunos casos, puede manifestarse como fugas disociativas, donde la persona se encuentra en un lugar sin recordar cómo llegó allí, experimentando una desconexión temporal de su identidad y recuerdos.

Finalmente, el Trastorno de Despersonalización/Desrealización implica una persistente sensación de estar fuera de uno mismo (despersonalización) y de que el mundo externo es irreal o distante (desrealización). Los afectados pueden describirse como espectadores de sus propias vidas, observando sus acciones, sentimientos y pensamientos desde una distancia emocional y cognitiva. Aunque todos podemos experimentar momentos breves de desrealización o despersonalización, especialmente en tiempos de fatiga o estrés intenso, en este trastorno, dichas experiencias son intensas, prolongadas y significativamente perturbadoras.

Cada uno de estos trastornos disociativos destaca la increíble capacidad de adaptación y supervivencia del ser humano frente al dolor psicológico. Al explorar estas formas de disociación, no solo abrimos caminos hacia su comprensión y tratamiento sino que también tocamos la esencia misma de nuestra resiliencia y complejidad emocional.

Tratamiento del trastorno disociativo

El tratamiento de los trastornos disociativos implica un enfoque multifacético y personalizado, dada la complejidad y la variedad de los síntomas presentados por cada individuo. La terapia psicológica, especialmente la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la terapia de procesamiento del trauma, como la Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR), han demostrado ser efectivas en el tratamiento de la disociación.

  1. Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Ayuda a los pacientes a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos, ofreciendo estrategias para manejar los síntomas de manera efectiva.
  2. EMDR: Es particularmente útil para procesar y integrar recuerdos traumáticos, disminuyendo su impacto emocional y ayudando a los pacientes a recuperarse de las experiencias traumáticas.
  3. Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Se enfoca en aceptar lo que está fuera de control personal y comprometerse con acciones que enriquezcan la vida, basándose en los valores y metas personales.
  4. Apoyo Psicosocial: Involucra el desarrollo de un sistema de apoyo que incluye a familiares y amigos, además de grupos de apoyo específicos para personas con trastornos disociativos.

El compromiso y la apertura en la terapia son fundamentales, así como encontrar un terapeuta con experiencia en trastornos disociativos. Dada la estrecha relación entre trauma y disociación, el tratamiento también suele centrarse en abordar y procesar las experiencias traumáticas subyacentes, con el objetivo de integrarlas de manera saludable en la historia de vida del individuo.

La recuperación de un trastorno disociativo es, sin duda, un viaje personal y, a menudo, largo, que implica aprender a reconectar con uno mismo y con los demás de manera saludable y significativa. En este proceso, la elección del acompañamiento adecuado es crucial. En Gabinete Javier Álvarez, entendemos la complejidad de este camino y estamos comprometidos a brindarte el tratamiento, el apoyo y la comprensión necesarios para gestionar los síntomas, reducir su impacto en tu vida diaria y avanzar hacia una mayor integración y bienestar personal.