Vaginismo: causas, síntomas y tratamientos
¿Sabías que entre el 1% y el 7% de las mujeres en todo el mundo sufren de vaginismo? Aunque hay estudios que dicen que esta cifra se podría elevar hasta el 17%, según las tasas en entornos clínicos. Esta condición, aunque común, permanece en gran medida en las sombras, afectando tanto la vida íntima como emocional de quienes la padecen.
El vaginismo no solo implica dolor físico durante la penetración, sino que también está asociado con altos niveles de ansiedad y estrés, lo que puede llevar a una disminución significativa de la calidad de vida. A pesar de su impacto, el vaginismo sigue siendo un tema poco conocido y a menudo mal entendido, tanto por el público como por muchos profesionales de la salud.
En este artículo, exploraremos las causas, síntomas y tratamientos del vaginismo, desmitificando esta condición y ofreciendo esperanza a quienes la enfrentan.
Qué es el vaginismo
El vaginismo es una disfunción sexual femenina que se caracteriza por la contracción involuntaria de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina. Esta contracción puede dificultar o incluso impedir la penetración vaginal, causando dolor y malestar durante las relaciones sexuales, la inserción de tampones o durante exámenes ginecológicos.
Es importante destacar que el vaginismo no impide la excitación sexual ni el orgasmo, y muchas mujeres pueden disfrutar de otras formas de actividad sexual que no involucren penetración.
Causas del vaginismo
El vaginismo puede tener múltiples causas, que pueden dividirse en dos grandes categorías: físicas y psicológicas. A menudo, una combinación de estos factores contribuye a la aparición de esta condición.
Causas psicológicas
Las causas psicológicas del vaginismo son más frecuentes y pueden incluir:
- Miedo al dolor durante la penetración, a menudo derivado de experiencias sexuales dolorosas previas.
- Ansiedad generalizada o relacionada específicamente con el sexo.
- Experiencias traumáticas, como abuso sexual o violencia.
- Factores culturales o religiosos que pueden inculcar sentimientos de culpa o vergüenza respecto al sexo.
- Problemas en la relación de pareja, como falta de comunicación o conflictos no resueltos.
Estos son algunos de los más importantes, aunque hay otros factores como miedos o fobias, por ejemplo a quedarse embarazada o a perder la virginidad; factores traumáticos como violaciones o experiencias sexuales negativas; y factores de autoestima.
Para desarrollar problemas sexuales como el vaginismo, es muy importante conocer nuestro cuerpo, cómo funcionan las practicas sexuales y hacerlo desde muy pequeños, desde la educación sexual.
Causas físicas más comunes
Las causas físicas del vaginismo son menos comunes que las psicológicas, pero pueden incluir:
- Infecciones vaginales o urinarias recurrentes.
- Condiciones médicas como endometriosis, vulvodinia o enfermedad inflamatoria pélvica.
- Cicatrices o trauma en la zona pélvica debido a cirugías, parto o lesiones.
- Disminución de los niveles de estrógenos, especialmente durante la menopausia, que puede causar sequedad y atrofia vaginal
Síntomas más frecuentes del vaginismo
Los síntomas del vaginismo pueden variar en intensidad y frecuencia, pero generalmente incluyen:
- Dolor durante la penetración vaginal, que puede ser leve o tan severo que impide la penetración por completo.
- Dificultad para insertar tampones o durante exámenes ginecológicos.
- Espasmos musculares en otras partes del cuerpo durante intentos de penetración.
- Reacciones físicas como hiperventilación, palpitaciones o temblores durante el intento de penetración.
- Ansiedad y miedo anticipado relacionado con la actividad sexual.
- Disminución del deseo sexual debido al dolor y la ansiedad
Tratamientos
El tratamiento del vaginismo debe abordarse de manera integral, combinando enfoques médicos y psicológicos para obtener los mejores resultados. A continuación, se describen algunas de las estrategias más efectivas:
Terapia psicológica
La terapia psicológica es fundamental para tratar el vaginismo, especialmente cuando las causas subyacentes son de naturaleza emocional o psicológica. Algunas de las intervenciones más comunes incluyen la psicoeducación, una terapia que consiste en informar a la paciente sobre su condición para reducir el miedo y la ansiedad. Esto incluye explicar cómo funciona el vaginismo y que es tratable. Otra de las terapias más comunes es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a identificar y cambiar pensamientos y comportamientos negativos asociados con el sexo. La TCC puede ser efectiva para reducir la ansiedad y el miedo al dolor.
Incluso tratar con sexólogos especializados en la materia, te ayudarán a romper este bloqueo tan limitante.
La terapia de parejas, donde se involucra al compañero sexual en el proceso de tratamiento, es otra terapia efectiva para tratar este trastorno. Con esta terapia se logra mejorar la comunicación, la intimidad y el apoyo mutuo, y es crucial para resolver problemas de relación que contribuyen al vaginismo
Ejercicios físicos
Los ejercicios físicos, especialmente aquellos que fortalecen y flexibilizan los músculos del suelo pélvico, pueden ser muy beneficiosos.
Por ejemplo, los ejercicios de Kegel ayudan a las mujeres a ganar control sobre los músculos del suelo pélvico. Estos ejercicios implican contraer y relajar estos músculos de forma repetitiva.
El uso de dilatadores vaginales, siempre de forma controlada y gradual, puede ayudar a la mujer a acostumbrarse a la penetración. Se comienza con tamaños pequeños y se avanza a tamaños mayores a medida que la comodidad aumenta.
Por último, incluir técnicas de relajación como ejercicios de respiración y relajación muscular progresiva ayuda a reducir la tensión y la ansiedad.
Terapia sexual
Otra forma de tratar el vaginismo puede ser trabajar con un terapeuta sexual para abordar con la paciente los aspectos emocionales y físicos del vaginismo. La terapia sexual puede incluir:
- Desensibilización sistemática: Gradualmente expone a la paciente a situaciones temidas de una manera controlada y segura para reducir la ansiedad.
- Entrenamiento en habilidades sexuales: Enseña a la paciente y a su pareja técnicas para mejorar la intimidad y la comunicación sexual.
- Terapia sensorial: Fomenta la exploración del cuerpo y el placer sin la presión de la penetración, ayudando a redefinir la experiencia sexual de manera positiva
Como has podido observar, el vaginismo es una condición tratable que puede afectar significativamente la vida sexual y emocional de una mujer. Con un enfoque integral que combine terapia psicológica, ejercicios físicos y, en algunos casos, intervenciones médicas, es posible superar esta disfunción y llevar una vida sexual plena y satisfactoria. Si sospechas que podrías estar experimentando vaginismo, no dudes en buscar ayuda profesional para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados. En el Gabinete de Psicología Málaga, estamos aquí para ofrecerte el apoyo y las herramientas necesarias para superar esta condición.
Mi nombre es Javier Álvarez, soy psicólogo general sanitario, colegiado por el colegio oficial de psicólogos de Andalucía con el número AO10698.
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